Nahuelito, el monstruo patagón del lago Nahuel Huapi

[#HistoriasDiarioSur] Desde 1910 a la fecha muchos han sido los avistamientos de una misteriosa criatura en el gran lago argentino. Hace 100 años estuvieron a punto de cazarlo.

Fue un 12 de febrero de 2020 cuando la periodista de Villa La Angostura, Melisa Reinhold, descansaba junto a su novio en una playa del lago Nahuel Huapi, en la provincia argentina de Río Negro, y de pronto sintieron un ruido fuerte en el agua al tiempo que distinguían una figura que se movía en ella.

Melisa sacó una foto hacia el lugar con su cámara, todo esto en un lapso de 10 segundos. En la imagen captó una extraña figura que al ponerle zoom asemeja a una cabeza que emerge de las aguas con un ojo redondo abierto para después sumergirse.

“Estábamos con mi novio distraídos, cuando de repente escuchamos un ruido en el lago como si fuera el de una trucha cuando salta y eso hizo que miráramos al lago, el cual estaba planchado, pero se empezó a formar una sola ola chiquita, pero que iba a gran velocidad. Yo no llegué a ver lo que había arriba, pero mi novio dice que llegó a ver tres aletas, que no sabe si son de animales distintos. Fueron diez segundos”, relató la joven a un medio argentino.

Melisa viralizó la fotografía y pronto fue contactada por otras personas que señalaban haber visto un ser vivo nadando en las aguas del Nahuel Huapi, como fue el caso de Emanuel Laurencio que el 8 y 10 de febrero, también de 2020, grabó videos donde se aprecia una larga estela en las aguas del Nahuel Huapi.

"Habíamos visto con mi novia el sábado un movimiento raro en el agua, y el lunes cuando se repitió estábamos más atentos y vemos como algo muy parecido a una piedra grande, sale del agua, y después se vuelve a sumergir y fue dejando la ola hacia varios lados", contó Laurencio a otro medio de comunicación.

Ambos jóvenes aseguraron creer haber visto a un ser vivo deslizándose por el lago y protagonizaron los últimos avistamientos más controversiales de la leyenda local más famosa de Bariloche, Villa Mascardi y Villa La Angostura, la eventual existencia del Nahuelito, una criatura que por años ha sido tema de conversaciones fantásticas o relatos de aquellos que los abuelos hacen a sus nietos.

Un Nessie patagón

Por años surgieron historias en el lago Nahuel Huapi sobre la presencia de extraños seres que habitan la zona. 

Los mapuches contaban a los conquistadores españoles historias de un gran cuero que atacaba a animales y personas, con un cuerpo similar al de una mantarraya o de un ser que “sale de los lagos de noche, posee el cuerpo del tamaño de una vaca y deja huellas como las de un pato gigante”.

Las referencias inmediatamente hacen recordar a la leyenda del monstruo del lago Ness, en Escocia, o tal vez, una derivación de ella a medida que esa historia se fue haciendo cada vez más popular en el mundo.

Fue en 1910 que se registró el primer avistamiento con carácter de oficial del Nahuelito cuando George Garret, un hombre que trabajaba para una compañía que funcionaba cerca del Nahuel Huapi, surcaba el lago con una embarcación. 

De pronto sintió que algo golpeó el barco en el que iba y luego, a 400 metros de distancia, divisó a una criatura cuya parte visible medía entre 5 y 7 metros de largo y sobresalía unos dos metros por encima del agua.

Garret guardó este testimonio y recién lo hizo público en 1922 al diario Toronto Globe. Eso hizo que la leyenda se acrecentara, sobre todo en la época en que San Carlos de Bariloche recién se estaba formando como pueblo.

Ese mismo año el estadounidense Martin Scheffield, un buscador de oro de la zona, aseguró ver el rastro de grandes huellas en la orilla del lago Nahuel Huapi y haber visto un enorme animal desconocido en el centro del mismo.

Los dos testimonios llamaron la atención del director del zoológico de Buenos Aires, Clemente Onelli, que venía escuchando desde muchos años atrás de la existencia de un animal fuera de la común en la Patagonia argentina. Así Onelli, organizó una expedición para viajar a Bariloche y sus alrededores para cazar a la bestia.

La caza del Nahuelito

La expedición rayó en lo polémico y bizarro para los habitantes de Bariloche, según documenta el libro “Nahuelito, el misterio sumergido” de Carlos Rey (2007).

La búsqueda del animal estuvo a cargo de José Chiagi, superintendente del Zoológico de Buenos Aires, que reunió a reconocidos cazadores que llegaron a la zona con rifles para cazar elefantes.

Como el Nahuelito no aparecía se les ocurrió la idea de llevar dinamita para minar el lago y ahí los ciudadanos se opusieron terminantemente a la cacería por considerar que esas prácticas sólo ocasionarían impactos negativos en la naturaleza. 

Tras oponerse la Asociación Protectora de Animales y conseguir un permiso formal, la caza resultó un fracaso absoluto.

El que sí quedó muy contento con todo este revuelo fue el comerciante Primo Capraro que se sobó las manos con el aumento de visitas al naciente y atractivo pueblo y que en 1922, para la realización de un carnaval, mandó a hacer un carroza con la figura de un dinosaurio que fue bautizado como Nahuelito.

Dinosaurio o mutación

Algunas de las teorías sobre el Nahuelito, de acuerdo a varios testimonios, es que sea un dinosaurio que sobrevivió a la extinción, pues se asimilaría a un plesiosaurio de cabeza pequeña, cuello grande, cuerpo ancho como una tortuga y una cola corta; de hecho la zona del lago Nahuel Huapi es famosa por los hallazgos de fósiles prehistóricos.

Sin embargo, el lago Nahuel Huapi se formó en una época geológica posterior a la extinción de los dinosaurios, por lo que sería imposible que un animal de esa época tan distante viva en las inmediaciones del lago.

Otra explicación es que el ser sea una mutación de un animal local, hipótesis que no resulta tan descabellada, pues entre 1948 a 1952 se realizaron proyectos con energía nuclear en la isla Huemul. El proyecto fue autorizado por el presidente Juan Domingo Perón y se le conoció como proyecto Huemul, pero a poco andar fracasó y los laboratorios quedaron abandonados.

La otra explicación, mucho más sencilla, es que los avistamientos sean troncos a la deriva o burbujas de gas que agitan la superficie.

Más avistamientos

En 1988, en playa Bonita, Bariloche, se tomaron fotografías que muestran una silueta que asemeja a una criatura de largo cuello. Varias personas vieron al ser, hasta con binoculares, y aseguraron que era una criatura viva que se alejó hacia el centro del lago. Las fotografías nunca establecieron algo concreto acerca de lo que captó el lente y el misterio persistió.

El 15 de abril de 2006, el diario El Cordillerano de Bariloche, recibió una carta anónima que contenía fotografías que, supuestamente, eran del Nahuelito. Las fotos mostraban una cabeza que se asemejaba a una serpiente marina con un cuello largo.

En 2009 un hombre llamado Carlos Padilla envió al diario El Cordillerano otra foto, casi en primer plano, de una cabeza que emergía de las aguas del lago Mascardi. La foto muestra la cabeza de un animal similar a una serpiente y con ojos amarillos. Lo más curioso es que esa foto es muy similar a la foto captada en 2020 por la periodista Melisa Reinhold.

Nahuelito al cine

La leyenda del monstruo del lago Nahuel Huapi ha dado para libros y publicaciones y desde el 1 de diciembre de este año llegó a los cines argentinos con el documental Bajo superficie del cineasta Miguel Ángel Rossi donde detalla la historia del legendario monstruo patagón.

El documental también relaciona el aporte del mito al boom turístico de Bariloche y del Parque Nacional Nahuel Huapi y cómo se le ha sabido sacar provecho con ese halo misterioso.

El Nahuelito ya es “marca registrada” a nivel mundial, pues la revista internacional de turismo Condé Nast Traveler, destacó a las criaturas mitológicas más famosas de cada país de Sudamérica, y el supuesto plesiosaurio argentino aparece como la criatura mitológica más popular del país.

La criatura ya está a la par del popular Nessie, el monstruo del lago Ness de Escocia, de Champy del lago Champ en Canadá, del Ogopogo del lago Okanagan, también en Canadá o del monstruo del lago Tianchi en China, todos ellos descritos como serpientes marinas de cabeza pequeña, cuellos largos o aletas similares a las de una foca o lobo marino.

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